15 de marzo de 2010

Capitulo 12.- Sorpresa

Como lo dice el Capitulo a Carla o mejor dicho Laila le esperan demasiadas cosas nuevas, pero al final la sorpresa mas grande.

Capitulo 12
Sorpresa
El escritor es un hombre sorprendido. El amor es motivo de sorpresa y el humor, un pararrayos vital.
Alfredo Bryce Echenique

Algo que siempre me gustaba era silencio, pero este tipo de silencio cuando no sabes que te depara, me desesperaba. En la parte delantera estaba Robert junto con el chofer, yo pensaba que en estos tiempos se usaran los choferes y para mi desagrado Ángel y yo en la parte de atrás. Pasaron unos 20 minutos de silencio muy lentos atravesando la ciudad y solo veía pasar de un barrio a otro ¿Me preguntaba cual era nuestro destino? A pocos vivismos fuera de ciudad; pero el último en que entramos era uno muy elegante, casa tras casa se veía cada vez más elegante cuando por fin se detuvieron, y ahí estaba mi nueva casa.
Se abrieron unas puertas de hierro forjado finamente decorado con complicados díselos que nos dieron la bienvenida. A un camino algo largo para llegar a la casa.
Su casa desde afuera o mejor dicho mi casa era enorme. La palabra enorme se quedaba corta esto era realmente una mansión, solo entrando podía ver que tenía un balcón que me recordaba mucho al de una novela que había leído hace mucho tiempo. Después de quitar mi mirada del balcón observe que tenia ventanales por todos lados, me preguntaba que ten iluminado estaría por las mañanas.
Un gran jardín nos recibía, que podría ser el sueño de unos niños inquietos, hasta me podía imaginar los juguetes tirados por todos lados.
El coche lo dejaron por un lado del camino del pavimento con cuidado de no maltratar el pasto tan bien cuidado.
Nos bajamos en silencia. La puerta de la entrada de mansión era tan enorme coma la de entrada, pero esta de una madera que no podía identificar, de seguro una muy rara y parte yo no conocía las maderas ni que fuera carpintera.
Entramos y si creía que la fachada de la casa era bonita el interior era mucho mejor. Al entrar se veía una escalera de mármol color beige en medio del recibidor, una mesa larga y adornaba a un lado de la escalera. Me acerque y aprecie las flores que tenían en sima, unas hermosas rosas, hacían que la casa tuviera un poco de color entre tanto color beige. Llegare a amar el Beige.
— Ya veo que te gustaron las rosas -Me voltee a ver a Robert
— Son preciosas – resumí en pocas palabras.
— Si te han gustado tanto, después que te lleve Ángel por mas a la florería –Me sonrió – plántalas en el jardín gran falta le hace un poco de color –Propuso – Esta casa necesita un toque femenino.
— Está bien.
— Sigamos por acá esta la sala –Señalo el camino a la sala.
Al entrar a la sala, otra vez reino el beige en toda la habitación. Me pregunte si no se acabaría el beige en la casa.
Un gran sillón ocupaba gran parte de ella, pero se veía tan lujoso en su color negro. Una obra de arte colocada en una pared de una campiña. Mesas había casi en cada esquina. Unas grandes lámparas beige otra vez adornaban el gran espacio, suponía que daban gran iluminación a la sala. Voltee para arriba vi un candelabro de plata o eso pensaba.
— ¿Quieres que te muestre la casa? –Solamente asentí –Bueno Ángel muéstrale la casa.
— Claro Robert
Salimos de la sala. Lo primero que al subir las escaleras fue el cuadro que me dejo pasmada, la mujer se parecía tanto a mí.
— Son nuestro padre y nosotros cuando éramos pequeños –me dijo Ángel detrás de mí.
— Enserio somos nosotros... – y el asintió.
Me quede observando el cuadro de más de cerca. Ese fue el momento en que no pude negarme ante la realidad, Ángel era mi hermano y mis verdaderos padres no los recordaba. En el cuadro mi mama tenía el mismo cabello que el mío, pero con unos ojos marrones, yo era el vivo de mi mama y mi padre lacio como mi hermano, pero sin embargo el tenia los ojos azules. Tan parecidos éramos, nosotros éramos como mis padres, excepto por los ojos que contrastábamos el uno con el otro. Voltee a ver a Ángel y él me observaba.
— Piensas que nos parecemos ellos –Pareciera que me leyera la mente.
— Algo así, es que parecen a nosotros pero más grande.
— Cuando éramos pequeños siempre dijeron que éramos ellos de pequeños –contesto –Pero sabes no recuerdas nada sobre ellos.
— La verdad... he tenido uno u otro recuerdo –Le confesé –Pero nada tú apareces.
— Es inevitable, tenía que aparecer yo en ellos
— Tienes un ego enorme.
— Si no lo niego, es lo que les encanta a las chicas –Se sintió orgulloso.
— Si como no, pero háblame más sobre nuestros padres.
— Bueno hay mucho que decirte pero creo que lo correcto será empezar por cómo se llamaban––Por un momento se quedo callado, pero continuo –Papa se llamaba Ángel igual que yo y mama Sofía. Nos querían mucho, éramos su vida ellos Vivian para nosotros –Se quedo mirando a nada como recordando –Antes nosotros dos éramos inseparable hasta en la escuela, por lo regular nada mas éramos nosotros dos no dejábamos que nadie se metiera entre nosotros. Creo mañana te hablare mas de ellos.
— Tenemos toda la noche...
— Mañana...
— Ahorita -Rogué.
No me quiso decir nada más; me mostraron casi toda la casa, me sorprendió que tuvieran tanto color beige en todas paredes. Me preguntaba si no les aburría, pero tenía la casa algunos toques de color que la hacían como una casa de muñecas. Pasando cinco habitaciones, me sentía muy cansada. Lo noto Ángel porque la siguiente habitación vimos fue la mía.
— Por último tu habitación –Me tapo los ojos antes de entrar y solo me dejaron ver hasta que estuve a dentro.
Tenía la idea clara de que sería de color beige. Que equivocada estaba, una habitación rosa como siempre quise me espera. Una cama con paneles que colgaban en color crema con rosa, me incitaba a caer sobre ella y pero por educación no lo hice. Mire para los lados y dos puertas de cada había, me imaginaba que una era para el baño y la otra para que seria.
— Por acá esta baño –señalo la puerta de la derecha Ángel –Por acá tu armario, ahí tienes toda la ropa que necesitas.
En eso entro Robert a la habitación con mis pocas maletas, el dejo por un lado de un escrito de madera, parecía grande y viejo el escritorio, que estaba en una esquina detrás de un ventanal.
— ¿Te gusta tu habitación? –Pregunte sentando en la cama
— Esta preciosa
— Bueno te dejo para que descanses –Se levanto de donde se había sentado.
— Pero mañana como me voy a la escuela –Tenia muchas dudas.
— Te irás con Ángel, él le gusta llegar temprano –Me dijo y me dejo sola con Ángel.
Cerró la puerta y me quede en esa habitación tan extraña para mí. Siempre quise una así, pero ahora que la tengo no me importa. Antes no había podido observar detenidamente toda la habitación, no había fijado que unos buros con lámparas adornaban. Había un tocador de color... que sorpresa beige; era enorme pero me fascinaba. Enzima del había uno que otro perfume, no reconocí nada de que estaba encima del.
— Buenas Noches Ángel -Le abrí la puerta para que saliera.
— No me quiero ir aun apenas son las diez y media –Se acostó en mi cama.
— Pero yo si quiero que te vallas
— Bueno como quieras hermana
Antes de salir se acerco y me beso en frente, si éramos mellizos porque él estaba más alto que yo. Salió de mi habitación y abrí mi pequeña maleta donde llevaba mi piyama y una poca ropa, mi piyama constituía de un camisón que se ajustaba en la cadera, se ve pasado de moda pero en fin quien me lo va ver.
Me lo puse y me mire al espejo del tocador, lo tenía desde hace tiempo; pero antes me quedaba arriba de la rodilla ahora me quedaba algo más corto. Estaba muy cómodo para deshacerme de él.
Me sentía cansadísima así por fin me pude aventar a la cama, estaba tan cómoda la cama al meterme dentro de ella, que después todo lo sucedido cerré los ojos y aun así se derramaban lagrimas por mi ojos, que me dejaron mas cansada de por sí. Cayendo dormida en rato
Joel POV
— Buenas Noches Padre –Dije cortes.
— ¿Qué tal tu día? –Pregunto.
— Normal –Le dije secamente.
— Hijo porque te comportas así – se acerco
— Tu bien sabes, yo no quiero estar aquí –Me aleje directo a mi habitación.
Cuando entre mire por mi ventana hoy era un día despejado lleno de estrellas, me pregunta si Carla ya estaría durmiendo en estos momentos. La había tratado de peor, cada vez que quiero arreglar las cosas se ponen peor... todo está mal. La hija de papi ya está por llegar, será una presumida igual que su hermano.
Hoy dormiré pensando en Carla, la extraño. Mañana me disculpare, por ser el idiota que fui y que soy. No la quiero perder. No de esa forma
Carla POV
— Vas a estar mejor –Dijo acostando un lado de mi.
— Tengo frio –Toco mi frente.
— Todavía tienes fiebre, pronto se te bajara –Tomo mi mano –No te preocupes no me iré.
Desperté cuando un rayo de luz se atravesó por en medio de mi las cortinas, me voltee y volví a dormir. Mi puerta se abrió de golpe y me asusto.
— ¿Qué pasa aún es temprano? –Pregunte acomodándome dentro de las cobijas.
— Se nos va hacer tarde si no te paras –Jalo las cobijas.
— Yo quiero dormir 5 minutos mas –Me quito las cobijas, me acurruque sin ellas.
Me aventó una almohada y salió de mi cuarto, me pare hecha una fiera y lo seguí por detrás de mi puerta. Cruzo para la izquierda y lo seguí hasta que se paró de repente y aproveche para aventarme. Agarre velocidad y me lo colgué por detrás del.
— Te atrape hermanito –Me cargo.
— Qué bueno Stella la estrella –Me dijo, reconocí la frase de mis sueños.
— No soy Stella la estrella soy Laila –Se sorprendió que supiera responderle.
— Te acordaste –Me abrazo.
— Desde hace días
— Entonces porque no me creías –Me pregunto confuso.
— Porque me gusta hacerte sufrir.
— Que mala –Me levanto en el aire.
— Bájame.
Me bajo en el suele, iba reclamarle cuando vi a la distancia al que menos me esperaba ver este lugar, a Joel en piyama en mi casa. Su reacción fue de sorpresa porque tiro el plato de cereal que llevaba.

1 comentario:

laqua dijo...

Me gustó la historia, aunque de a ratos es difícil seguir los diálogos y saber qué dice cada quién. Es lo único que tengo para observar =)
¡Seguí así!
Volveré a pasar cuando haya capítulo nuevo.
Avisame. laquasv.blogspot.com