3 de febrero de 2010

Capitulo 5.- Un día con Joel

Capitulo 5
Un día con Joel


En un beso, sabrás todo lo que he callado.
Pablo Neruda


Mi sueño empezó como cualquier otro de mi sueño, sobre mi hermano.
— Hermanito léeme mi cuento –Corrí a él con un cuento en mis manos –Quiero que me leas Cenicienta.
— Ven siéntate –Me senté al lado de él – Te contare mi propia versión de Cenicienta.
“Había una vez un gentilhombre que se casó en segundas nupcias con una mujer, la más altanera y orgullosa que jamás se haya visto. Tenía dos hijas por el estilo y que se le parecían en todo... –Prestaba atención a cada parte de la historia, hasta cuando menos pensaba acabo –Fue conducida ante el joven príncipe, vestida como estaba. Él la encontró más bella que nunca, y pocos días después se casaron. Cenicienta, que era tan buena como hermosa, hizo llevar a sus hermanas a morar en el palacio y las casó en seguida con dos grandes señores de la corte.
— Y así vivieron felices por siempre –Concluí.
— Exacto Stella.
— Me encanta esta historia
— Ya te la has de saber de memoria, al fin al cabo te leo todos los días...
— Si, gracias hermanito –Lo abrace –Nuestros papas no regresaran verdad
Se quedo callado y el sueño termino. Ya empezaba a tolerar los sueños mejor, ya no me despertaba sudando frio, ni nada por el estilo. Ahora se me hacia tan común tener un sueño de aquellos.
Esta mañana en especial, me levante a las 8 de la mañana. Baje a desayunar; mama me espera con una torre de Hotcakes.
— Huele delicioso –Dije antes de erguir un trozo enorme de Hot cakes.
— Si los hice especialmente hija –Dijo mi mama fregando los trastes.
— Oye mama he tenido unos sueños muy raros
— De seguro te has puesto a ver películas de terror de nuevo
— No esta vez no son pesadillas... son como recuerdos
— ¿recuerdos? –Sono nerviosa.
— Si –Asegure –Es que no sé porque sueño tanto con un hermano... me llama Stella.... pero de él nada más recuerdo como decirlo sus ojos café chocolate.
— No te daré tanto a la hora de cenar.
Comí en silencio el resto del desayuno, porque se había puesto nerviosa en la mención de recuerdos. Después me preguntaría del por qué. Corrí a mi habitación y metí a bañar. Quería estar limpia en la cita con Joel. Cuando Salí no tenía ni idea de que poner.
Todo me parecía poco para salir con él. Una falda un pantalón, que se verá mejor. Un vestido o un blusón. Que lio tenía y eso que nada mas era por la ropa.
Al fin de cuentas termine con pantalón de tres cuartos color caqui y una playera con de tres cuartos de color verde. Unos pequeños zapatos verdes le hicieron juego.
Salí de mi corazón dándome huelco; hasta ahora no me había puesto a pensar sobre lo que había hecho ayer. Besar a Joel, eso sí era atrevido, pero era la única forma de que me creyera de que lo quería en verdad.
No sé porque pensó que no lo quería, a poco no eran suficientes mis indirectas en los mensajes.
Llegue y ahí está Joel sentado sobre una moto negra. Llevaba un pantalón de mezclilla y playera azul fuerte. Se veía tan.... Sexi.
— Carla por acá –Me acerque –Toma –Me paso un casco.
— ¿A dónde vamos?
— Es una sorpresa –dijo con voz seductor.
Me monte en su moto y arranco. Sentía como el viento pasaba a mí alrededor. Me aferre en un abrazo para no caer, se que a Joel no le importaría. Una sonrisa no podía dejar escapar de mis labios.
Empezaba a preguntarme a donde vamos, ya casi llegábamos a la orilla de la ciudad y nada mas vei como pasaba todo.
— Ya casi llegamos -Grite.
Pero no me contesto, solté un bufido. Lo atraje hacia él, no por el temor de que me
Callera, si no por el simple hecho de que me gustaba estar así de cerca de él.
Cuando llegamos me sorprendí ver que habíamos llegado a un parque de diversiones. Pero no cualquier parque de diversiones, era uno nuevo.
— Te gusta el lugar –Me quede sin palabras –Si no te gusta podemos ir a otro lado –Dijo de repente.
— Claro que no este lugar es fantástico.
Me tomo de la mano, pago nuestras entradas. Primero nos subimos a los carros chocones, le di un golpe por detrás que lo hice saltar del susto. Luego fuimos a un barco pirata; como casi no quedaba lugar nos toco hasta mero arriba, creo que en ese juego perdí la voz del susto. Nunca había venido aun parque de diversiones desde que era pequeña había dejado mi gusto por ellos.
Hasta que nos subimos a la montaña rusa, a este si le iba poner pero. Me detuve en seco
— Por favor a este no –Suplique.
— No te va pasar nada Carla
— Les tengo miedo
— Entonces es un buen día para que les pierdas el miedo.
Al final el me convenció con un beso, con lo que me dejaba sobornar. Me toma de la mano para que no tuviera miedo, al principio esta aterrada. Pero cuando me pude acostumbrar al juego estuvo de lo más divertido. Al final solté la mano de Joel y vi que le había dejado marcas de mis uñas. ¡Uss!
— Lo siento Joel –Me disculpe con la cabeza baja.
— No te preocupes, si con eso superas tus miedos.... –Con si mano subió mi cabeza –No me gusta que bajes la cabeza –Beso mi mejilla.
Me sonroje, me hizo sentir tan especial en estos momentos. Hasta hora llevábamos 3 tres besos, ¿pero quién los cuenta?
Me tomo de la mano y me llevo hasta un puesto donde tenias que tirar unos latas y ganas un oso. Me dijo que si quería un oso, pero quién era yo para negarme a que me diera un oso. Tiro tres veces y no tiraba más de 5 latas de 10. En el cuarto intento tiro todas las latas.
— ¿Cuál oso quieres? –Me pregunto el señor del puesto.
— ¿Cuál te gusta más? –Me volvió a preguntar Joel.
— No se déjame ver.
Me acerque a verlos más de cerca, el primero que vi tenía los ojos de platico, el segundo tenía unos ojos que en lugar de dar ternura hasta miedo me dieron (Y se suponía que eran para niños, que para que tengan pesadillas con el oso que se los come), El tercero fue el que me gusto. Me recordaba tanto a Joel, sus ojos cafés que me miraban con ternura. Cada vez que lo veía.
— Quiero ese –Señale al oso ojos chocolate, tenía un tono marrón claro y un moño en su cuello.
— No da ese –El señor le dio el oso a Joel y me lo dio a mi –Para una dulce dama, le doy este oso.
Sonreí coqueta y abrace el pequeño oso, cavia en mi mano. Era un llavero para ser sincera, pero mejor para mí, así me lo podía cargar a todos lados. Me tomo de la mano y me llevo a un puesto de comida. Caminamos un poco, encontramos un como un karaoke.
— Algún voluntario, no les cuesta nada.
Espera que siguiéramos caminando, pero se detuvo Joel.
— ¿Cuánto a que no te subes al escenario? –me reto.
— Apostamos –Me acerque al escenario.
— Ya tenemos una voluntaria –Me paso el micrófono.
En que me había metido, pero no me iba echar a atrás. Y empezó a sonar la música. Mi canción favorita, ¡oh por Dios! Me sentía segura de mi misma, esta era para Joel

Y no me has dado tiempo de disimularte
Que te quiero amar
Que por un beso puedo conquistar el cielo
Y dejar mi vida atrás

Quiero pertenecerte ser algo en tu vida
Que me puedas amar
Con un abrazo fuerte hacerte una poesía
Renunciar a lo demás

Y en cada frase oculta de lo que tú digas
En un beso hablara
Ya no me queda duda solo ven y escucha
Decidamos comenzar

Por besarte
Mi vida cambiaria en un segundo
Tú, serias mi equilibrio, mi destino
Bésame y solo así podre tenerte
Eternamente en mi mente

Un solo intento basta en este momento
Para poder saber
Si aún nos queda tiempo para estar en medio
De lo que va a suceder

Conmigo no hay peligro ven te necesito
La distancia no es
Motivo del olvido aquí estoy yo contigo
Y para siempre yo estaré

Por besarte
Mi vida cambiaria en un segundo
Tú, serias mi equilibrio, mi destino
Bésame y solo así podre tenerte
Eternamente en mi mente

Por besarte
Mi vida cambiaria en un segundo
Tú, serias mi equilibrio, mi destino
Bésame y solo así podre tenerte
Eternamente en mi mente.

Tantas cosas me recordaban esta canción, tan pronto nos enamoramos. Por un beso me creyó que lo quiero solo por un beso. Cuando baje del escenario, Joel me beso una vez más.
— Te he dicho que cantas como un Ángel –Negué –Bueno pues eres mi Angelita.
— Bueno hora de irnos –Yo ya estaba caminando hacia la salida, cuando él me detuvo.
— No tan rápido Ángel.
— ¿Qué?
— Me toca mi
Me soltó y se subió al escenario, vi como le pidió una canción a señor encargado.

JOEL POV
Como tuve el valor de subir no lo sé, después de la presentación solo me había animado de cantar que tanto la quería a mi Ángel, recién nombrado. Tome el micrófono sintiendo un poco desconfiado.
Buenas noches, mucho gusto
eras una chica mas
después de cinco minutos
ya eras alguien especial
sin hablarme, sin tocarme
algo dentro se encendió
en tus ojos se hacía tarde
y me olvidaba del reloj
Estos días a tu lado
me enseñaron que en verdad
no hay tiempo determinado
para comenzar a amar
siento algo tan profundo
que no tiene explicación
no hay razón ni lógica en mi corazón
entra en mi vida
te abro la puerta
se que en tus brazos ya no habrá noches desiertas
entra en mi vida
yo te lo ruego
te comencé por extrañar
pero empecé a necesitarte luego
Buenas noches, mucho gusto
ya no existe nadie más
después de este tiempo juntos
no puedo volver atrás
tú me hablaste, me tocaste
y te volviste mi ilusión
quiero que seas dueña de mi corazón
entra en mi vida
te abro la puerta
se que en tus brazos ya no habrá noches desiertas
entra en mi vida
yo te lo ruego
te comencé por extrañar
Pero empecé a necesitarte luego
Entra en mis horas
sálvame ahora
abre tus brazos
fuerte
y déjame entrar
Entra en mi vida
te abro la puerta
se que en tus brazos ya no habrá noches desiertas
entra en mi vida
yo te lo ruego
te comencé por extrañar pero empecé a necesitarte luego

Me baje del escenario y Carla me tomo la mano.
— Y me dices que yo canto bien tu cantas mejor –Me sonrió, como adoraba esa sonrisa.
— Bueno hora de irnos –Anuncie. Solté su mano y la rodeo con mi brazo.
CARLA POV
Cuando me llevo a mi casa, no quería que el día acabara. Me baje de la moto, esperando que mi madre no me viera, que ataque le daría si mi viera en hoy.
— Hoy ha sido muy especial Joel
— Sí, me gustaría repartirlo –me miro a los ojos.
— Bueno creo que debo entrar
— Eso creo, Adiós
— Adiós... –Está a punto de irme, cuando me llamo.
— Espera Carla
Y ahí fue cuando nos besamos. Nuestros besos de antes no se comparaban con este. Fue como decirlo tierno, sutilmente ya tenía mis brazos sobre su cuello y sobre mi cintura. Pocas palabras podrían describir el beso, pero para mí fue especial.

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